El tenor Alfredo Kraus, desaparecido en 1999, es unánimemente reconocido como uno de los más grandes cantantes líricos de su generación. Desde su debut en El Cairo en enero de 1956 con Rigoletto, título que llegaría a ser uno de sus caballos de batalla, su ascensión sería tan meteórica que con apenas siete años de carrera, algo inaudito, sería reseñado en la obra "Le grandi voci" (1964), considerada durante mucho tiempo la más completa fuente biográfica y crítica sobre los grandes cantantes de ópera desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX.
Ya en los años sesenta se había consagrado en los principales teatros de Europa y América, continuando su exitosa trayectoria, una de las más dilatadas de la historia del canto, hasta prácticamente el año de su muerte. Aunque en menor medida que en el extranjero, también numerosas localidades españolas fueron testigo de las actuaciones del tenor en sus temporadas de ópera.
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