En general, el concierto para trompeta y orquesta en Mi bemol mayor de Haydn es contenido en emociones, cortesano, refinado y elegante. Puede parecer algo superficial en un principio pero en el fondo tiene una gran riqueza.
La estructura formal es clara y transparente.
Las frases melódicas son nítidas y cortas, regulares y cuadradas. Frases de ocho compases, las cuales se abren y cierran con ciertos reposos.
Tiene un estilo vertical. El conjunto orquestal aparece como acompañamiento armónico de la melodía o tema que interpreta la trompeta, al que las restantes voces instrumentales están subordinadas.
La armonía es transparente, con pocos cromatismos, a base de acordes sencillos. Las disonancias se resuelven satisfactoriamente sin dejar sensación de aspereza.
La dinámica se basa en contrastes expresivos poco bruscos a base de fuerte y piano y al uso del crescendo y diminuendo.
El ritmo es sencillo y regular (cuadratura rítmica), con silencios intercalados, como descansos contrastantes entre temas y melodías.
Primer movimiento
En forma sonata comienza con un allegro en el que la trompeta usa de sus características ya conocidas, con usos en forma de fanfarria, toques percutidos, de las composiciones precedentes, pero pone de manifiesto las capacidades melódicas del nuevo instrumento. Como es habitual en el periodo clásico el movimiento se inicia con introducción de la orquesta sola que presenta los temas principales del mismo. Hay sin embargo unos toques de la trompeta en dicha introducción, un toque fuerte y dos arpegios a modo de fanfarria, supuestamente para permitir al solista calentar el tubo del instrumento y poder realizar su entrada temática perfectamente afinado. Aquí aparece la primera, y sorpresiva para la época, manifestación melódica y lírica de esta trompeta en su registro bajo, con uso de cromatismo. Termina con toques de fanfarria más típicos.
Segundo movimiento
Es un andante, también en forma sonata, en la tonalidad vecina de La bemol mayor (la armadura del pentagrama pasa de 3 a 4 bemoles), de tono romántico, con una melodía lírica parecida al himno austriaco que compondría al año siguiente para dar a su país un equivalente al “Dios salve al rey” británico (y que derivaría del 2º movimiento del Cuarteto Emperador, op. 76 nº 3, de 1797), en el que recurre a las modulaciones ahora posibles con la nueva trompeta (por ejemplo a Do bemol mayor, imposible hasta ahora para una trompeta) y a los cromatismos, con descensos en semitonos durante su corto desarrollo (Mi bemol, Re, Re bemol, Do). Aquí el solista se permite “cantar” como nunca antes lo había hecho una trompeta en los cálidos sonidos graves.
Tercer movimiento
Concluye con el tercer movimiento finale-allegro en forma rondó de carácter virtuosístico, con fanfarrias y gran energía.
La estructura formal es clara y transparente.
Las frases melódicas son nítidas y cortas, regulares y cuadradas. Frases de ocho compases, las cuales se abren y cierran con ciertos reposos.
Tiene un estilo vertical. El conjunto orquestal aparece como acompañamiento armónico de la melodía o tema que interpreta la trompeta, al que las restantes voces instrumentales están subordinadas.
La armonía es transparente, con pocos cromatismos, a base de acordes sencillos. Las disonancias se resuelven satisfactoriamente sin dejar sensación de aspereza.
La dinámica se basa en contrastes expresivos poco bruscos a base de fuerte y piano y al uso del crescendo y diminuendo.
El ritmo es sencillo y regular (cuadratura rítmica), con silencios intercalados, como descansos contrastantes entre temas y melodías.
Primer movimiento
En forma sonata comienza con un allegro en el que la trompeta usa de sus características ya conocidas, con usos en forma de fanfarria, toques percutidos, de las composiciones precedentes, pero pone de manifiesto las capacidades melódicas del nuevo instrumento. Como es habitual en el periodo clásico el movimiento se inicia con introducción de la orquesta sola que presenta los temas principales del mismo. Hay sin embargo unos toques de la trompeta en dicha introducción, un toque fuerte y dos arpegios a modo de fanfarria, supuestamente para permitir al solista calentar el tubo del instrumento y poder realizar su entrada temática perfectamente afinado. Aquí aparece la primera, y sorpresiva para la época, manifestación melódica y lírica de esta trompeta en su registro bajo, con uso de cromatismo. Termina con toques de fanfarria más típicos.
Segundo movimiento
Es un andante, también en forma sonata, en la tonalidad vecina de La bemol mayor (la armadura del pentagrama pasa de 3 a 4 bemoles), de tono romántico, con una melodía lírica parecida al himno austriaco que compondría al año siguiente para dar a su país un equivalente al “Dios salve al rey” británico (y que derivaría del 2º movimiento del Cuarteto Emperador, op. 76 nº 3, de 1797), en el que recurre a las modulaciones ahora posibles con la nueva trompeta (por ejemplo a Do bemol mayor, imposible hasta ahora para una trompeta) y a los cromatismos, con descensos en semitonos durante su corto desarrollo (Mi bemol, Re, Re bemol, Do). Aquí el solista se permite “cantar” como nunca antes lo había hecho una trompeta en los cálidos sonidos graves.
Tercer movimiento
Concluye con el tercer movimiento finale-allegro en forma rondó de carácter virtuosístico, con fanfarrias y gran energía.
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