miércoles

BRAHMS "SINFONIA Nº3 EN FA MAYOR"


 Johannes Brahms escribió su tercera sinfonía en el verano de 1883. El compositor, pianista y director de orquesta alemán acababa de cumplir 50 años y se encontraba en uno de los mejores momentos de su vida, tanto a nivel creativo como a nivel personal. La sinfonía nº3 en Fa mayor, Op. 90 -de una duración de unos 40 minutos- es la más lírica e instrospectiva de las 4 sinfonías que el músico firmó. Quizás sea la menos interpretada de todas, pero su belleza y su perfección son indiscutibles.
El primer movimiento de esta sinfonía es una forma de sonata en Fa mayor con una extensa coda. El ímpetu de este Allegro con brio (respaldado también por el Finale de la sinfonía) explica que la obra fuera considerada desde su estreno como la sinfonía «heroica» dentro de la producción brahmsiana. Este movimiento es una muestra más del rigor constructivo de su autor, aunque presenta también algunas libertades con respecto al patrón clásico de la forma sonata. La principal de ellas es la elección de La mayor/menor como tonalidad secundaria y –aún más– la recapitulación en la tonalidad de Re mayor/menor del material secundario, de forma que la tonalidad principal solo se restablece en la Coda.

El tema principal que se despliega a continuación (P1.2) –y al que denominaremos «tema heroico»– está cuidadosamente «desorganizado»: Susan McClary lo describe de forma muy gráfica como un motivo inicial que «se reproduce a sí mismo como una cadena de ADN». Este tema no guarda un fraseo regular ni está organizado de forma periódica. Sin embargo, es posible asimilarlo a un tema de concierto barroco –o Fortspinnung–, con un antecedente de tres compases (cc.3-6), una zona secuencial propulsada por un «motivo cohete» (P1.2S) y una zona cadencial en la que encontramos un motivo de terceras descendentes (P1.2C), una característica brahmsiana que también encontramos de forma llamativa en su Sinfonía núm. 4. 

La posible inspiración barroca de este tema no debería extrañarnos, dado el conocimiento excepcional para su época que Brahms tuvo de la música antigua (renacentista y barroca), y que plasmó también –por ejemplo– en la célebre chacona que cierra su cuarta sinfonía...

sábado

MUSSORGSKY "UNA NOCHE EN MONTE PELADO"


 Una noche en el Monte Pelado (en ruso Ivánova noch na Lýsoi goré, «La noche de San Juan en el Monte Pelado») es un poema sinfónico del compositor ruso Modest Músorgski. La pieza fue originalmente inspirada por un cuento de Nikolái Gógol, en la cual un campesino presencia un aquelarre en el Monte Pelado, cerca de Kiev en la Noche de San Juan (equivalente a la Noche de Walpurgis). Con mucho de original, el trabajo tiene una historia composicional tortuosa y es conocido en muchas versiones distintas.
Músorgski encabezó la partitura con unas frases de su puño y letra, que desde un principio ayudaron a comprender mejor la atmósfera fantástica de la obra:

Rumores subterráneos de voces sobrenaturales;
Aparición de los espíritus de las tinieblas y de Chernobog (Satanás);
Glorificación de Chernobog y misa negra;
Aquelarre de brujas;
Es un aquelarre de brujas y las ve un campesino, dispersando a los espíritus de las tinieblas;
Amanecer.

Después de la muerte de Músorgski, su amigo y compañero Nikolái Rimski-Kórsakov orquestó y arregló esta extraordinaria obra, tan llena de intenso colorido y fuerza que la han hecho muy popular en los conciertos

domingo

LANG LANG "CHOPIN CONCIERTO PIANO Nº 2"


 El Concierto para piano n.º 2 en fa menor de Frederic Chopin, op. 21 es una obra muy apreciada en el repertorio de piano, que muestra el don excepcional del compositor para la melodía, la armonía compleja y la expresión emocional.

La Génesis del Concierto para piano n.º 2

Compuesto en 1829 cuando Chopin tenía apenas 19 años, el Concierto para piano n.° 2 en fa menor, op. 21 fue creado antes de que Chopin dejara su Polonia natal para ir a París. A pesar de su designación numérica, en realidad es el primer concierto para piano que escribió Chopin.

La obra se estrenó por primera vez en el Teatro Nacional de Varsovia en 1830, con el propio Chopin como pianista solista. La actuación fue recibida con un aplauso entusiasta, lo que consolidó el estatus de Chopin como figura importante en la escena musical de Polonia.

Estructura musical poco convencional

El Concierto para piano n.º 2 de Chopin destaca por su forma única. A diferencia del modelo de concierto estándar de tres movimientos rápido-lento-rápido, Chopin se sumergió en un reino lírico único con esta composición. La clave de fa menor, una elección común para música de naturaleza profundamente conmovedora, sustenta toda la obra.

El concierto comienza con el movimiento Maestoso, con una dramática introducción orquestal antes de que entre el piano con una melodía bellamente ornamentada. A esto le sigue el Larghetto, una canción de amor en clave de si mayor, y termina con un enérgico Allegro vivace en clave de fa menor.

¿Por qué es tan popular el Concierto para piano n.º 2?

La popularidad de esta composición se debe en gran medida a sus cualidades líricas, fraseo expresivo y la parte virtuosa del piano. Permite a los pianistas mostrar tanto su destreza técnica como su musicalidad mientras cuentan una historia que conecta con las emociones del oyente.

La innovadora orquestación y la introducción de ritmos de danza polaca en el rondó final también contribuyen al atractivo internacional del concierto. Es una pieza que trasciende las fronteras nacionales y continúa inspirando y conmoviendo al público de hoy.

Pensamientos concluyentes

El Concierto para piano n.º 2 en fa menor es un testimonio del genio de Frederic Chopin y presenta un mundo de profundas emociones y delicada belleza a través del piano. Desde el dramáticamente conmovedor Maestoso hasta el intimista Larghetto y el bailable Allegro, el concierto lleva a los oyentes a un rico viaje sonoro.
Independientemente de las preferencias musicales de cada uno, el encanto melódico, la profundidad emocional y la sofisticación expresiva de esta obra maestra de Chopin seguramente dejarán un impacto innegable.

sábado

CARLOS ALVAREZ "DUO DE DON GIOVANNI"


 Título original en italiano, Il dissoluto punito, ossia il Don Giovanni) es un drama jocoso en dos actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto en italiano de Lorenzo da Ponte basado en la obra original El burlador de Sevilla y convidado de piedra de Tirso de Molina. Lleva como número KV 527.

Se estrenó en el Teatro de Praga (actualmente llamado el Teatro Estatal) el 29 de octubre de 1787.​ El libreto de Da Ponte fue considerado por muchos en la época como dramma giocoso, un término que denota una mezcla de acción cómica y seria. Mozart introdujo la obra en su catálogo como una «ópera buffa». Aunque a veces clasificada como cómica, mezcla comedia, melodrama y elementos sobrenaturales.

Como obra destacada del repertorio operístico estándar, aparece como el número siete en la lista Operabase de las óperas más representadas en todo el mundo, y la tercera de Mozart, después de La flauta mágica y Las bodas de Fígaro. La ópera, obviamente, es una reelaboración del tema literario del Don Juan. Además de todas las reelaboraciones literarias y reflexiones filosóficas del tema en general, la ópera ha suscitado algunas recepciones literarias específicas.

Mozart compuso la ópera entre marzo y octubre de 1787, en Viena y en Praga, basada en el mito de Don Juan (el correspondiente italiano de Juan es Giovanni), y en particular en el inmediato antecedente de la ópera Don Giovanni Tenorio de Giuseppe Gazzaniga, estrenada en los recientes Carnavales de Venecia de principios de 1787. Surgió como un encargo a raíz del éxito que tuvo en esta última ciudad el estreno de su anterior ópera, Las bodas de Fígaro.

Acabó la partitura el 28 de octubre del mismo año, después de que Da Ponte fuera llamado a Viena para trabajar en otra ópera. Hay relatos dispares sobre que acabase la obertura en el último minuto; algunos dicen que fue terminada el día antes del estreno, otros el mismo día. Más probablemente se terminó el día antes, dado el hecho de que Mozart escribió que terminó la ópera el 28 de octubre. La partitura exige dobles instrumentos de madera, trompas y trompetas, timbales, bajo continuo para los recitativos, y las usuales cuerdas.

El compositor también especificó ocasionales efectos musicales especiales. Para la escena del baile al final del Acto I, Mozart exige no menos de tres grupos en escena para tocar diferentes danzas en sincronización, cada una de ellas con su metro respectivo, acompañando la danza de los principales personajes. En el Acto II, se ve a Giovanni tocando la mandolina, acompañando cuerdas pizzicato. Cuando la estatua del Comendador habla por vez primera más tarde en el acto, Mozart añade tres trombones al acompañamiento.

La ópera fue estrenada en el Teatro Estatal de Praga el 29 de octubre de 1787, bajo su título completo de Il Dissoluto Punito, ossia il Don Giovanni Dramma giocoso in due atti. La obra fue recibida con gran éxito de crítica y público, como ocurrió a menudo con la obra de Mozart en Praga. El Prager Oberamtszeitung escribió: «Aficionados y músicos dicen que Praga nunca ha oído nada parecido,» y «la ópera… es extremadamente difícil de interpretar.»​ Provincialnachrichten de Viena señaló, «Herr Mozart dirigió en persona y fue recibido feliz y jubilosamente por la numerosa concurrencia.»

Mozart también supervisó el estreno en Viena de la obra, que tuvo lugar el 7 de mayo de 1788. Para esta producción, escribió dos nuevas arias con sus correspondientes recitativos: el aria de Don Ottavio Dalla sua pace (K.540a, compuesta el 24 de abril para el tenor Francesco Morella), el de doña Elvira In quali eccessi … Mi tradì quell’alma ingrata (K. 540c, compuesta el 30 de abril para la soprano Caterina Cavalieri) y el dúo entre Leporello y Zerlina Per queste tue manine (K. 540b, compuesto el 28 de abril).

viernes

PAGINAS DEL BARROCO


 La música barroca es un estilo de música de origen europeo que se desarrolló entre los siglos 1660 y 1750, coincidiendo cada fechas con la aparición de la ópera y el fallecimiento del compositor Sebastián Bach, respectivamente.
Este periodo a su vez coincide con el final y el comienzo de dos etapas musicales, el previo Renacimiento y el posterior Clasicismo. Además, durante el barroco aparecieron algunas de las más importantes formas musicales de la historia musical como son la sonata, el concierto o la ya mencionada ópera, además de dar lugar a músicos barrocos considerados muchos de ellos como los más destacados de la historia de la música clásica, como veremos más adelante.

Por otro lado, cabe destacar que el barroco no sólo tuvo influencia en el ámbito musical, sino en el resto de campos artísticos como la literatura, la pintura, la arquitectura, la escultura, el teatro, etc.
Desde el punto de vista musical podemos clasificar diferentes etapas dentro del propio barroco, que ya es en sí mismo una etapa dentro de la música clásica. Concretamente, 4 etapas:

El Barroco temprano(1580-1630)
Los aspectos más destacables de esta etapa son la policoralidad (uso de varios coros de voz e instrumentos), el protagonismo de una voz aguda que acapara el interés musical (monodía) y por supuesto, la aparición de la ópera.

El Barroco medio (1630-1680)
Este periodo destaca por el auge de la música italiana y la popularidad de la ópera por todo el continente europeo.

El Barroco tardío (1680-1730)
Durante el barroco tardío surgieron nuevas tendencias musicales como innovación en fórmulas tonales o la ampliación del estilo de concierto.

Además esta es ya una época de consolidación del estilo musical en la que hay presencia de la mayoría de los músicos del barroco más importantes de muchos países europeos como Italia (Antonio Vivaldi, Domenico Scarlatti ), Alemania (Johann Sebastian Bach, Georg Friedrich Händel o Georg Philipp Telemann), Francia (Jean Philippe Rameau)…

Etapa final de transición hacia el Clasicismo (1730-1750)
Se desarrollaron la ópera buffa, la sonata, la sinfonía y destaca por un estilo más emocional que en la fase anterior. Según los expertos, la muerte de Johan Sebastian Bach coincide con el cambio de etapa del Barroco al Clasicismo.

Estilos y características de los músicos del barroco
El estilo barroco pese a estar influenciado por muchas culturas y lugares, fue predominado por la influencia francesa e italiana, dando lugar a sus dos estilos más importantes. No obstante, hay que destacar que el estilo alemán así como otros países fueron también muy importantes, pero siempre imitando en gran medida alguno de estos dos estilos o incluso combinándolos. Veámoslos: 

El estilo francés se desarrolla en un contexto histórico que coincide con el reinado de Luis XIV y con Jean-Baptiste Lully como principal referente. Este estilo es de carácter conservador y se caracteriza por la brevedad de las composiciones, las estructuras cerradas y simétricas, la ornamentación propia del barroco y las armonías restringidas.

El estilo italiano propio de grandes ciudades italianas como Venecia, Nápoles, Roma y especialmente Bolonia en donde se desarrollaron continuas innovaciones de estilo, fue uno de los estilos más imitados en toda europa durante el Barroco en el siglo XVIII, incluso por los franceses, pese a albergar un estilo propio muy predominante. Los músicos del barroco italianos, como el célebre Vivaldi, a diferencia de los seguidores del estilo francés, apostaban por el rápido ritmo armónico, las formas abiertas y asimétricas y la utilización de la improvisación.

Características de los músicos del barroco
En general, las principales características que definen el estilo de los músicos del barroco son: 
La permanente utilización del contrapunto y el nacimiento del contrapunto complejo, de primera especie ,de segunda especie, de tercera especie y de cuarta especie.
El predominio de las voces aguda y grave.
Presencia imprescindible del bajo continuo, el cual era interpretado generalmente por uno o varios instrumentos melódicos graves como el violonchelo, la viola da gamba, el fagot, entre otros y acompañado de un instrumento armónico como el órgano, la guitarra barroca, el arpa, etc. 
Evolución de la armonía tonal y un ritmo armónico de gran rapidez.
Compás binario o ternario, claro, simple y uniforme.
La escritura idiomática que permitió la evolución del lenguaje instrumental propio para cada instrumento y diferente al oral.
Aparece la orquesta con mayor número de instrumentos de cuerda frotada que de cualquier otro tipo, constituyendo la antesala de la orquesta sinfónica que conocemos hoy en  día.
Nacen y se empiezan a constituir  popularizar formas instrumentales y vocales nuevas como la ópera, el oratorio, la cantata, el concierto, la sonata y la suite orquestal

lunes

ALFREDO KRAUS "CONCIERTO MADRID 1998"


 Alfredo Kraus nace en Las Palmas el 24 de noviembre de 1927, y es bautizado con los nombres de Alfredo José María del Carmen Kraus Trujillo. Fue el segundo de los cuatro hijos de Don Otto Kraus Polensky, natural de Viena, y de Doña Josefina Trujillo Mujica, natural de Las Palmas. Sus padres lo inician a la música desde temprana edad y, con cuatro años, el niño comienza sus estudios de piano. A partir de los ocho, ya forma parte del coro infantil del Colegio del Corazón de María (actual Claret), donde también cursa sus estudios primarios. Ya adolescente, su hermano Francisco lo introduce en las lecciones de Doña María Suárez Fiol de León, quien será su primera maestra. A los diecisiete años, el joven Alfredo integra las filas del Coro de la Sociedad Filarmónica de Las Palmas y de la Coral Polifónica de Las Palmas.
Por deseo expreso de su padre, Alfredo Kraus estudiará, en Las Palmas de Gran Canaria, la carrera de Ingeniero Técnico Industrial, obteniendo el título en 1950. Tras ello, continúa con su formación vocal fuera de Gran Canaria: primero en Barcelona, con la mezzo rusa Gali Markoff, y luego en Valencia, con el tenor Francisco Andrés. Ya en Milán, se perfeccionará con la soprano catalana Mercedes Llopart, su maestra definitiva. En 1955, Kraus obtiene un premio en el XVI Concurso Internacional de Ginebra. Poco después, firmará su primer contrato profesional para la Ópera de El Cairo, debutando allí, en enero de 1956, en Rigoletto y Tosca. Tras actuar con éxito en teatros de Francia, Italia, España y Reino Unido, Kraus debuta en Portugal en 1958, con la ya antológica producción de La Traviata, donde comparte escenario con Maria Callas. A partir de allí, la carrera de Alfredo Kraus será fulgurante y, hasta 1999, el tenor se presentará en los más importantes teatros y salas de concierto del mundo. Esta popularidad lo lleva a protagonizar dos largometrajes españoles: Gayarre y El Vagabundo y la Estrella.

De la maestría vocal de Alfredo Kraus dan buena cuenta las críticas, su discografía, el material de audio y video, y sus numerosos seguidores por todo el mundo. Gracias a su aguda inteligencia y a su obsesivo estudio cotidiano, Alfredo Kraus supo escoger y preservar un repertorio adecuado que, junto al dominio de una técnica perfecta, le permitió cantar hasta más allá de sus setenta años.

Considerado como uno de los más grandes tenores lírico-ligeros de la segunda mitad del siglo XX, el repertorio operístico de Alfredo Kraus abarca treinta títulos representados que, por orden de debut, son: Rigoletto, Tosca, La traviata, Il signor Bruschino, La vida breve, Mefistofele, Falstaff, Les pêcheurs de perles, Manon, Faust, Les dialogues des Carmelites, Gianni Schicchi, Il barbiere di Siviglia, Don Pasquale, Lucia di Lammermoor, Madama Butterfly, La sonnambula, I puritani, La favorita, L’elisir d’amore, La bohème, Alì-Babà, Don Giovanni, L’heure espagnole, Werther, Linda di Chamounix, La fille du régiment, Les contes d’Hoffmann, Lucrezia Borgia y Lakmé. A ello se sumará, en concierto y grabación, Così fan Tutte (Mozart), y dos óperas francesas que solo grabará: La jolie fille de Perth (Bizet) y La muette de Portici (Auber). Entre otras obras que Kraus interpretara en forma de concierto se encuentran La passione (Malipiero), Messa da Requiem (Verdi) y Carmina Burana (Orff), grabando en estudio la Petite Messe Solennelle (Rossini).

En el género de zarzuela y ópera española, Alfredo Kraus representó en escena Doña Francisquita (Vives), Marina (Arrieta) y Pepita Jiménez (Albéniz / Sorozábal) abocándose luego a doce títulos que solo interpretará en los estudios de grabación: Katiuska, La tabernera del puerto y Black el payaso (Sorozábal); La tempestad, La bruja y La revoltosa (Chapí); La generala y Bohemios (Vives); El huésped del sevillano (Guerrero); La Dolorosa y Los de Aragón (Serrano); La verbena de La Paloma (Bretón) y una versión en castellano de la opereta Eva (Lehár).

En cuanto al extenso repertorio de concierto y recital de Alfredo Kraus, el mismo abarca arias clásicas del siglo XVIII, canciones de compositores operísticos y no de los siglos XIX y XX, arias de ópera y romanzas de zarzuela, y canciones populares y folklóricas, ya sean españolas, italianas, francesas o latinoamericanas. Si bien el mismo tenor decía preferir las grabaciones “en vivo” al considerarlas más fieles, su extensa discografía y videografía, sea «en vivo» que en estudio, constituye un precioso legado artístico que perdura hasta nuestros días. 

En 1991, Alfredo Kraus celebra sus 35 años de carrera con un recital en el Auditorio Nacional de Música de Madrid y recibe un sentido homenaje en Las Palmas de Gran Canaria. En enero de 1996, con motivo de sus 40 años de carrera, Alfredo Kraus emprende una gira internacional de dos años, presentándose en los mayores escenarios. Al año siguiente, se aparta de los escenarios durante nueve meses, tras el fallecimiento de su amada esposa y fiel compañera de carrera, Doña Rosa Ley Bird.

Paralelamente a su actividad artística, Alfredo Kraus desarrolla una prolífica actividad didáctica a partir de 1980, transmitiendo así su experiencia a las nuevas generaciones. A partir de esos años, el tenor compatibilizará sus actuaciones con la enseñanza. Será catedrático de la Escuela Superior de Canto de Madrid, dirigirá la Cátedra Alfredo Kraus del Conservatorio Nacional de Música del Gran Teatro del Liceo de Barcelona y la Cátedra de Canto Ramón Areces de la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid. Tras su actividad como profesor del Centro de Estudios de Técnica Vocal Alfredo Kraus de Perugia, Kraus impartirá clases magistrales en Madrid, Barcelona, Santander, Las Palmas de Gran Canaria, Milán, Roma, Turín, Siena, Londres, Chicago o New York.

Uno de los proyectos más queridos del tenor fue el Concurso Internacional de Canto Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria, que el mismo organizó desde 1990 a 1999. Tras su ausencia, dicho certamen, con carácter bienal, fue retomado en 2017 como sexta edición, a la que siguieron la de 2019 y la de 2021.

A través de toda su carrera, Alfredo Kraus será reconocido con numerosas condecoraciones y galardones. Recibirá, entre otros, la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X El Sabio, el grado de Comendador de número de la Orden de Isabel la Católica, el grado de Caballero de la Legión de Honor de Francia, la Gran Cruz de Honor de las Ciencias y las Artes de Austria, el Premio Enrico Caruso de Italia, el Premio Metropolitan Opera House de Nueva York o el título de Kammersänger de la Ópera de Viena. A estas distinciones, se sumarán las concedidos en su tierra natal, como la Medalla de Oro de Canarias, el de Hijo Predilecto de Las Palmas de Gran Canaria, el Can de Plata y el Can de Oro a las Artes del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria o el Premio Canarias de Bellas Artes.

Embajador artístico de excelencia de Gran Canaria durante la segunda mitad del siglo XX, Alfredo Kraus se apaga a los 71 años en Boadilla del Monte (Madrid), el 10 de septiembre de 1999. Sus restos, y los de su esposa, reposan desde 2009 en el Panteón de los Ilustres del Cementerio de Vegueta de la ciudad que los viera nacer.

A la figura de Alfredo Kraus se han dedicado tres auditorios: los de Las Palmas de Gran Canaria, Majadahonda (Madrid) y Aspe (Alicante). También dos centros culturales: el de Mirasierra-Fuencarral (El Pardo, Madrid) y el de Tejeda (Gran Canaria). Alfredo Kraus da nombre también al C.E.I.P. de Lomo Los Frailes (Tamaraceite / Gran Canaria), a la cátedra de canto del Conservatorio del Liceo de Barcelona y a un Aula Cultural de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Desde el año 2000, la Temporada de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria, organizada por Amigos Canarios de la Ópera, se titula Alfredo Kraus, y ese mismo año, Correos de España destacó la trayectoria del tenor con un sello de su serie Personajes Populares.

Con el nombre de Alfredo Kraus se han bautizado también tres plazas -en Las Palmas de Gran Canaria, Bilbao y Almería-, una avenida de Sevilla, y un pasaje peatonal de Arrecife (Lanzarote). Dieciocho son las calles del territorio español que llevan el nombre de Alfredo Kraus, situándose en Carrizal de Ingenio y San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria), San Cristóbal de La Laguna y Los Llanos de Aridane (Tenerife), La Pineda (Tarragona), Santander, Zaragoza, Illescas y Navahermosa (Toledo), Córdoba, Jaén, Bailén (Jaén), Alcalá de Guadaíra y Dos Hermanas (Sevilla), San Fulgencio y Torrevieja (Alicante), Vélez (Málaga) o Mérida (Badajoz). Por último, cinco Asociaciones han sido consagradas a la memoria de Kraus: las de Aspe, Bilbao, Buenos Aires, Gijón, Oviedo y Sevilla.

Desde 2003, la Fundación Teatro Auditorio de Las Palmas de Gran Canaria celebra, cada 24 de noviembre, un Homenaje a Alfredo Kraus. Dicho evento musical conmemora así el día del nacimiento del ilustre tenor grancanario

domingo

RACHMANINOV "CONCIERTO Nº3 PARA PIANO Y ORQUESTA"


El joven Rachmaninov se convirtió rápidamente en el favorito del público moscovita: era conocido como talentoso pianista, compositor y director de orquesta. Sin embargo, en 1897 el músico sufrió un grave revés: la interpretación de su Primera Sinfonía en San Petersburgo fue un desastre y recibió muchas críticas. El compositor cayó en una depresión y durante casi cuatro años no compuso nada y apenas salió de su casa.

Una nueva etapa en su vida y su carrera inició en 1901, cuando el compositor presentó el Segundo Concierto para Piano que devolvió a Rachmaninov su estatus de músico ruso de renombre. El compositor tuvo muchos conciertos en Rusia, Europa, EE. UU. y Canadá, al mismo tiempo, durante varias temporadas, él ocupó el cargo de director de orquesta del Teatro Bolshoi.

Después de la Revolución Rusa de 1917 Rachmaninov emigró a América, donde siguió dando conciertos. A pesar de que Rachmaninov se vio obligado a abandonar su país natal, siguió considerándose un compositor ruso. Como dijo el propio Sergei Rachmaninov: “Mi patria ha dejado huella en mi carácter y mis opiniones. Mi música es fruto de mi carácter y, por tanto, es música rusa”. Tras pasar un cuarto de siglo en el extranjero, él hablaba ruso en su familia, se mantenía en contacto con amigos en Rusia y se preocupaba por el destino de su país y de sus compatriotas. Durante la Segunda Guerra Mundial destinaba una gran parte de sus ingresos al Ejército Rojo y al Fondo de Defensa de la URSS. Su dinero se utilizó para construir un avión de guerra en Rusia. “De uno de los rusos para ayudar al pueblo ruso en su lucha contra el enemigo. Creo en la victoria completa”, escribió el músico.

Durante los diez primeros años de emigración Rachmaninov fue incapaz de crear nuevas obras y hasta 1926 volvió a componer música. En los últimos años de su vida, Rachmaninov compuso la suite orquestal Las Danzas Sinfónicas, que los expertos musicales consideran una de sus mejores obras. Siguió actuando todo el tiempo y dio su último concierto seis semanas antes de morir. Murió en 1943, pocos días antes de cumplir 70 años.

Hasta el día de hoy, las obras de Rachmaninov continúan siendo interpretadas en todo el mundo. En 2005, en Uruguay, se realizó un Festival de Música Rachmaninov. El público acogió calurosamente la virtuosa interpretación del pianista Andrey Korobeinikov y del barítono Evgeny Kungurov que llegaron de Rusia. El año pasado, en vísperas del 150 aniversario del destacado compositor ruso en Montevideo, se realizó una serie de conciertos con interpretación de sus principales obras. En febrero de 2022, la Orquesta Sinfónica Nacional del Sodre, bajo la dirección del maestro Stefan Lano, inauguró su Temporada 2022 con la Sinfonía n.°2 de Rachmaninov, conocida como una de sus composiciones más célebres y en que el compositor ruso evoca con nostalgia su país natal. En julio en la misma escena del Sodre se presentó un concierto dedicado al Romanticismo tardío ruso cuyo programa incluyó Las Danzas Sinfónicas de Rachmaninov. En septiembre, en la sede de la Embajada de Rusia en Montevideo, se desarrolló una velada para el público uruguayo que contó con varias romanzas de Rachmaninov (Me enamore para mi tristeza, Mañana, Te espero) en interpretación de la cantante rusa (contralto) Evgenia Pirshina y el maestro Stefan Lano (piano).