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DE GRECIA AL RENACIMIENTO

PALESTRINA

La Grecia Clásica abarca el período desde el siglo VIII a.C. hasta los confines de la era cristiana, y el espacio que hoy conocemos como Grecia, Turquía y varias colonias esparcidas por las orillas del Mar Mediterráneo. Su arte y música mostraron el camino hacia el quehacer musical en occidente. Los griegos consideraban de gran valor a la música. La utilizaban en funerales, bodas, nacimientos y festivales religiosos. Cantaban y bailaban al son de instrumentos lejanos como el oboe doble "aulós" o la flauta de Pan (varias cañas abiertas alineadas). Hasta los filósofos se ocuparon de la música, atribuyéndole un significado psicológico y espiritual sobre el alma humana.

Los dioses helénicos adoptaban apariencias y conductas humanas. Apolo es el dios de la poesía, las artes y la medicina. Él dirige el coro de las Musas, inspiradoras de la creación artística y genial. Su hijo Esculapio, tenía cualidades similares e incluso el poder de curar los males. Otra vez se entremezclan el arte, la magia y la salud. Apolo sostiene en sus brazos una lira, instrumento originalmente fabricado con el caparazón de una tortuga cubierto por una piel de carnero y con cuerdas tensadas sobre un travesaño. Hermes, en cambio, inventó la flauta de los pastores compite con la flauta de Pan por conquistar los oídos de los campesinos.

Durante el siglo XVI, en las principales ciudades-estado de Italia florecieron las artes y se cantaron a los nuevos poetas, como Torquato Tasso, Ariosto, Bembo, Guarini, Marino o Della Casa. Abundaron las escuelas y estilos particulares, pero en todas las regiones se bregó por la unión del texto con la música, en especial con los madrigales, entre cuyos cultores encontramos a Marenzio y el oscuro Cario Gesualdo.

El renacimiento estimuló las investigaciones teóricas y los experimentos académicos también, que desglosan con técnica y detalle los entresijos del ritmo y la armonía. Esta discusión se trasladó a las tertulias de la "Camerata" de Florencia, inspirada en una innovada visión del helenismo clásico, y que inspiró el manifiesto de Vicenzo Galilei (padre del astrónomo) denominado Diálogo de la música antigua y moderna. Las ciudades italianas son espacios de creación donde coexisten los mejores artistas de la época: flamencos (Willaert, Wert y Lasso), españoles (Victoria, Guerrero y Morales), venecianos (Gabrieli) y romanos (Palestrina).