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MAHLER-5ª SINFONIA (ADAGIO)

Con la Quinta Sinfonía, Mahler abre una nueva página en su producción sinfónica. Frente a unas primeras sinfonías libres de cualquier atadura formal y de contenido netamente heterodoxo, arranca aquí un nuevo periodo creativo marcado por la influencia de la tradición sinfónica clásica vienesa, desde Haydn y Mozart, hasta Schubert y Bruckner. En esta Quinta Sinfonía, el compositor checo prescinde de los coros (tan habituales en sus anteriores) y divide la obra en cinco movimientos que, a su vez, conforman tres partes que evidencian la homogeneidad del conjunto. Mahler construye así una obra grandiosa, de imponente sonoridad y fuertes contrastes entre el tétrico inicio y el dulce final (pasando por un divertido Scherzo), que se convertirá en su más afamada creación.

BRAHMS-3ª SINFONIA (3º MOVIMIENTO)

Así nos presenta Robert Schumann a Brahms: «Siempre he sabido que un día aparecería un artista que estará llamado a ser la encarnación ideal del genio de su tiempo y cuyo arte no resultaría de un desarrollo gradual, sino que se manifestaría de golpe en toda su perfección, a semejanza de Minerva surgiendo completamente armada de la cabeza de Cronos. Pues bien, ya ha llegado, una sangre joven junto a cuya cuna montan guardia las Gracias y los Héroes. Se llama Johannes Brahms, vino de Hamburgo, donde realizó una obra creadora, ignorada de todos, en una profunda soledad. Todo en él, incluso su físico, anunciaba a un elegido El día en que dirija con su varita mágica las masas corales y orquestales que le comunicarán su poder, los misterios del mundo invisible nos serán desvelados en maravillosas visiones...».
La Tercera Sinfonía es su obra maestra de 1883, dos años después de terminar la Segunda, y supone el alejamiento de la influencia beethoveniana que se percibe claramente desde el inicio de la expresión triunfal del allegro, dirigiéndose hacia un final, en el último allegro, majestuoso, en un acorde pianísimo en Fa mayor.
La Tercera Sinfonía de Brahms está basada probablemente en esbozos de años anteriores. Uno de sus motivos principales está relacionado con la transposición musical de las iniciales de una frase muy suya: "Frei aber froh" (libre pero feliz, FAF, es decir: Fa-La-Fa, aunque realmente la segunda nota es La bemol).
Fue estrenada el 2 de diciembre de 1883 por la Orquesta Filarmónica de Viena, bajo la dirección de Hans Richter, que la consideró como la Eroica de Brahms (aludiendo a la Tercera Sinfonía de Beethoven).
El famoso tema del tercer movimiento, Poco Allegretto, forma parte de la banda sonora de la película "Aimez vous Brahms?" de Anatole Lidvak. También ha sido empleado en el documental de la BBC "The Century of the Self" de Adam Curtis, y en la canción "Baby alone in Babylone" de Serge Gainsbourg.