jueves

BEETHOVEN "SONATA CLARO DE LUNA"


Si se le hiciese a Beethoven la pregunta "¿Por qué ese título?", probablemente respondería, "¿qué es la Sonata Claro de luna?" Él mismo le puso a su opus 27, no.2, el título de Sonata quasi una fantasia. El nombre de Sonata Claro de luna procede de Ludwig Restab, un escritor musical que, pocos años después de la muerte de Beethoven y al escuchar el primer movimiento de la sonata, se imaginó un paseo en barco por el lago Vierwaldstätter durante el claro de luna.

Una y otra vez se han añadido títulos a las obras después de su publicación y en no pocas ocasiones sin que el compositor lo supiera. En este sentido, los vínculos entre el sobrenombre y la composición son explicables algunas veces, pero a menudo dejan abierto el campo a la especulación. Así, el título Preludio – Gotas de lluvia asignado al preludio op.28, no.15 de Frédéric Chopin hace referencia al día de lluvia en que compuso la obra. Esto no se ha demostrado y Chopin se mostró siempre en contra de todo título programático en sus obras.

A las composiciones de Beethoven se las bautizó con frecuencia con un sobrenombre, como demuestran los títulos Appasionata, Die Wut über den verlornen Groschen (la cólera acerca de una moneda perdida), Sinfonía del destino o Pastoral. Estos títulos añadidos dicen a menudo más sobre quien les dio el nombre y su época que sobre las propias obras.

Si podemos entender perfectamente el sobrenombre Cuarteto de las disonancias para el Cuarteto de cuerda KV465 de Mozart, debido a la inusual armonía de la introducción, en los seis cuartetos de cuerda op.20 de Haydn no hay ninguna relación directa entre la música y el título añadido, pues el nombre Sonnenquartette (Cuartetos solares) se deriva del hecho de que en la portada de la primera edición se había dibujado un sol. Así de simple puede ser la historia de un nombre otorgado a una obra.

En esta ocasión, la preciosa sonata es interpretada por Astanova y Hauser.

miércoles

CHOPIN "FANTASIA IMPROMPTU"


Mientras residió en París, Chopin compuso cuatro impromptus en el lapso de ocho años; el primero de ellos en 1834, cuando tenía 24 años, y que nunca llegó a publicarse en vida del autor porque el propio Chopin lo retiró del catálogo de sus obras. Tuvo que ser su amigo y pianista Julian Fontana quien lo publicara en 1855, seis años después de su muerte, desoyendo su petición de echarlo a la hoguera si acaso respaldado porque la pieza estaba, precisamente, dedicada a él.
Acertada decisión, pues con los años se convirtió en el más famoso de todos los impromptus, llegando incluso –no se sabe cómo– a tener nombre propio: Fantasia Impromptu.

La pieza está compuesta fundamentalmente de dos partes, primero un allegro agitato al que sigue una melodía serena y muy lírica, moderato cantabile, que luego va a dar paso a la repetición del primer tema, para finalizar con la mano izquierda cantando las primeras notas de la melodía central mientras la derecha, cada vez menos furibunda, va muriendo poco a poco.

Excelente versión de Lola Astanova.